Casos exitosos de conservación
Es evidente que el comportamiento del hombre ha tenido una gran influencia en la extinción de especies.
Casos como el de la desaparición de la paloma migratoria, que desapareció en 1914 debido a la caza masiva, están expuestos en el museo.
"En 1978, el hombre mataba a alrededor de 50.000 palomas de esta especie al día y su carne se vendía a un precio muy económico", explica el museo.
Otro ejemplo de efecto perjudicial –presente en el museo– es cuando el hombre se lleva consigo especies invasivas (como perros, ardillas y gatos) a islas o zonas en donde existen animales que nunca han convivido con los nuevos inquilinos, resultando en su desaparición.
Sin subestimar este impacto -en algunos casos catastróficos- la exposición celebra los ejemplos en que la intervención humana ha logrado salvar a especies.
Es el caso del órice de Arabia, una especie de mamífero artiodáctilo típicamente desértico. Según la exposición, en 1972 únicamente existía en los zoológicos.
Pero gracias a diversos programas de reproducción en cautiverio, en 1982 fueron reinsertados a su hábitat natural. Hoy en día existen alrededor de 1.000 en libertad, y 6.000 en zoológicos.
Otro caso interesante es el del pez Cyprinodon alvarezi, de la familia de los ciprinodóntidos. De tamaño diminuto, se creía que ya no estaba presente en hábitats naturales, hasta que hace unos años, lograron identificar y salvar a una población en México.
El museo cuenta con algunos ejemplares vivos de este pez: "Creemos que tener un elemento vivo en una exposición de un tema que generalmente se relaciona con la muerte, ayuda a ilustrar lo que intentamos expresar", apunta Fairhead.
Impacto humano
Ante lo expuesto anteriormente, el museo genera interrogantes sin una única respuesta, con el fin de echar a volar la mente de los espectadores.
En tiempos recientes han desaparecido un gran número de especies. Desde 1500, los registros indican que han desaparecido 801, pero debido a que es posible que desconozcamos la existencia de muchas, podrían ser muchas más.
Aunque los números no corresponden a una extinción masiva, algunos científicos creen que si continúa el ritmo y las condiciones actuales, es posible que lleguemos a ese punto, incluso en algunos cientos de años.
¿Puede ser que seamos los responsables de la próxima extinción masiva? ¿Debemos tomar medidas para evitar que algunas especies desaparezcan?
Y si es así, ¿priorizamos a las especies raras, como el tigre, o a aquellas que contribuyen al equilibrio del ecosistema y por tanto a la supervivencia del hombre?
Son preguntas que deja en el aire el Museo de Historia Natural de Londres, resultando en una pregunta final: si continúa la extinción de especies que contribuyen a nuestro bienestar, ¿es posible que algún día lleguemos al momento de nuestra propia extinción?
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